Hay un santo en el salon llamado Sr. J

Creo que despues de varios años el camino se ha deformado, me siento un poco mareada y confundida por mis "preferencias". No he escrito con el cigarro en la mano, y eso me deprime, me deprime no contarle las tragedias que por estos tiempos se sufren, no puedo decirle al Sr. J. lo mucho que lo quiero y creo que no lo hare, como ya lo he dicho anteriormente: simpre huyo, siempre termino aterrorizada. El Sr. M paso a segundo plano por unos meses, pero eso no implica que desaparesca de mi vida-(el Sr. M es un personaje ficticio en mi alma, pero real en la vida, un señor que escapo del mar para canvertirse en un citadino explosivo, en tanto al Sr. J el es "un amigo" quien a veces no entiendo y que a veces lo quiero, y a veces quisier a verlo tan lejos!)- y es que... como le digo, como lo hago, con que fuerzas y con que valor civil!. quiza no verlo me invite a olviddar sus ojos, y esas palabras chillantes y atemorizantes. Quiza mañana este muerta en el pantano con una botellita de pulque, cantando con los muertos, riendo a solas con una rana que me habla de su vida lejana en los andes, y un sapo quien me cuente de sus problemas con el "viagra". No necesito y no quiero al Sr. J a mi lado, ¡no! ¡no!. hombres hechos de barro sin corazon no son bienvenidos en la vida.

infinita tristeza...

p.D: disculpen las faltas de ortografia, pero es que son tan importantes¡¡