Los prisioneros toman Café envenenado a Media Noche

Frente a fieras grisáceas de valor inexplicable me vi camino a casa con una tacita de café envenedado. ¿cómo y cuándo llegué? temo no poder responder a esas preguntas simplemetne me dejé llevar por una nube que tenía estrellas de colores rojo, azul y verde, por supuesto tambien naranja, quienes me hablaban de su eterno sufrimiento: pegadas en el cielo por el resto de su vida, a cambio de esto podían tener un receso de 12 horas que ocupaban principalmente para volar alrededor del universo. Fue mera casulidad mi encuentro con aquellas personitas de caras muy chistosas.

Acabado el efecto del diasepan desperté con una imagen repleta de mares amarillos todos ellos "licenciados en sensbilidad humana" su profesión consistía en analizar el porqué del suspiro, la muerte del sol, la condena del cielo y encontrar cura alguan para el cáncer de la tierra. Quizá eran seres muy extraños pero son sentimientos tan humanos, tan parecido, recuerdo al más joven escuchando el suspiro del sol por las mañanas anotando en una concha de mar ( y de pluma un caballito de mar) simplemente estaban locos.

Más tarde encontre un camino de asbesto perfumado, una plantita verde que no recuerdo su nombre ahora, un hula hula que me tranportaba a diferentes dimenciones . Un carro, era un bocho, con llantas sabro fresa.. no sé bien si me subí a él o me lo comí pero su saborcito era algo rarito... ya no recuerdo mucho.. ahora todo se desplaza lentamente, regresé en una nave espacial de cinco puertas, con un marcianito que hablaba un acento prodigioso un señor alto de sombreo azul y corbata fluorecente.

¿era mi sueño o realmete lo viví?
Quizá fue efecto, ya lo dije, de la alta dosis en cafeína que últimamente he solicitado en la barra, normalmete lo único que sucede es ponerme a gritar tu nombre en el precipicio del olvido pero me he atrevido a probar otras substancias... naturalmente.

Mis días se van al caño!