Wednesday, February 13, 2008

Perro Malteado


Esto ya está caducado—dijo mi madre mientras limpiaba desesperadamente el refrigerador— tíralo antes de que vomite. ¿La leche vomita, mamá? No seas ingenua, lo digo por mí, anda tíralo ya y procura cerrar bien la tapa del basurero, parece que nadie viviera acá. ¡Todo siempre se hecha a perder!
Estoy enfrente de moho, malos olores y sabores horribles sin embargo Cagada, mi perro, espera afuera para saborear algunos manjares: huesos, carne semi-apestosa, tal vez hasta pueda salir una rata de ese lugar. Mi mamá acostumbra a comprar la despensa casi por millar, miles de lentejas, miles de kilos de carnes, miles de kilos de jamón, miles de huevos, miles de frutas. Al final del mes es la limpieza del frigorífico, éste permanece igual a como lo dejo el ultimo mes después de ser limpiado a diferencia de que esta vez, parece estar todo en mal estado. La putrefacción no me da asco, pero si se trata de comida tal vez lo lamente un poco. Mientras mamá limpia, yo me encargo de vaciar lo inservible a un lugar mejor es decir, el hogareño basurero donde todo hierve, cruje, salpica, transpira y se mueve. Los colores son fabulosos. El negro de los frijoles, el rosado quemado de las chuletas, pan mojado, frutas apestosas llenas de puntitos blancos y verduzco, uñas de pollo, bracitos de muñecas quemadas, huesos de aceitunas, tomates podridos, latas de aluminio. Ahora recuerdo aquellas bolsas de plástico que reflejan caras de abuelas.

—Al fin hemos acabado hija, todo esta en buen estado ya nada de porquerías, ¿Me acompañas al súper?
—Hoy no quiero ir mamá, tengo que cepillar los dientes de Cagada
— ¿Qué? ¿Quién es cagada?
—El perro mamá, él también vive con nosotros.
—Claro, en fin, como quieras. Regresaré luego.
—Sí—
Lo que en realidad deseaba hacer era licuar la porquería casi viva que quedaba entre los bordes del basurero y junto con un líquido amargo que sale de ella, tomar un poco y compartirlo con Cagada. Tomarme a sorbos lo indeseable, lo mendigo y lo santo.
Saqué al patio una vieja licuadora y un litro de leche con dos días de caducidad. —Creo que mamá ya no ve las fechas de las cajas—No podía faltar un poco de vodka para amortiguar el sabor a tanta mugre. Conecté la licuadora, ya sólo faltaba la mezcolanza. Ahí puse todo lo indeseable y lo roñoso. Lo que para mí es gracioso para cagada simplemente es delicioso. En verdad que disfrutábamos estar solas y embriagarnos de suciedad. Aunque aún no sé si cagada se emborrachaba realmente o se alocaba al verme loca.
–Es lo último que nos queda Cagada, espera necesito conectarla. Por favor Cagada no te muevas de aquí ¿entendiste? NO TE MUEVAS. Tengo que llevar la extensión a otro enchufe, esto ya huele a quemado
La conecté de nuevo, cundo un sonido fatal me hacía vomitar ya. Era cagada quien se había asomado al vaso de la licuadora mientras las aspas le rozaban el hocico y la mareaban conforme las filosas aspas la atrapaban más y más.

— ¿Qué querías? ¿Que sobreviviera ante semejante arrollo? No nena, así son las cosas. Tal vez Cajeta…
—Se llamaba Cagada mamá
—…Tal vez Cagada no soportaba ya tan tremendo vicio, lo mismo sucede con nosotros. Nos ahogamos en vomito o tragamos veneno para ratas. Mejor acompáñame al súper, olvidé comprar vino.
No contesté pero vi cómo, mientras mamá me hablaba de la vida y la muerte, envolvía a cagada entre las bolsas negras luego en una caja y después en el auto.
—Anda hija tenemos que hacer algo con este perro malteado, compraremos un basurero nuevo. O una licuadora, ¿Qué prefieres?
No contesté otra vez, pero subía al auto casi al lado de Cagada, le gustará un último trago.




1 comment:

Anonymous said...

Pasaron meses pero maricois esta de regreso.
Saludos, y espero seguir leyendote.
Nos vemos por Oaxaca un dia de estos esa maricois