Sunday, October 26, 2008

Yo conocí a Niño Mosca

No recuerdo su nombre. Era un chico enclenque y callado. Vaya vecinito, repetía mamá, ¡Todos aquí son unos vagos! y si tú te juntas con ellos acabarás siendo igual.
¿Es eso lo que quieres? Yo siempre respondía que no. No mamá, yo seré veterinario.
Nunca lo seré pero tampoco soy un vago.

Todas las tardes, íbamos a su casa. Le decíamos Niño Mosca. ¡Vaya sorpresa! ¡Una mosca jugando tetris! decía Rolando, el mayor de todos y el que cuidaba—muy a su estilo— de nuestras almas débiles. Todos los días gritaba ¡Vaya mosca! ¿Qué juegas ahora mosquita peluda? Rolando era el jefe, el que protegía a su manada, aunque fuéramos unos freaks en su mayoría.

El cuarto de Niño Mosca era pequeño, había montones de ropa maloliente y muchas hormigas. Siempre en la oscuridad o a veces una tenue luz roja. El televisor encendido y la consola de videojuegos en el suelo. Sobre su pequeña cama había montones de calcetines, envolturas de caramelos, dibujos, cartas y algunas gotas de sangre. Aquel dormitorio—si es que realmente podría llamarlo así— era el punto de reunión de nosotros tres.

Pocas veces saludé a su padre quien vendía, según Rolando, las criaturas más extrañas y nobles. Que los cirqueros acudían o telefoneaban a su casa y hacían pedidos por montones. Pedidos de Hong Kong, Gran Bretaña, Jamaica y Australia. Que llegaban decenas de mujeres barbudas a pedir trabajo, las damas elásticas y los enanos malabaristas mandaban cientos de solicitudes de empleo en busca de ser ubicados en alguna carpa del mundo. Los elefantes viejos mandaban cartas para pasar tranquilamente sus últimos años de vida, con niños sobre su lomo para ser fotografiados, recibir baños de esponja por las tardes y leer los periódicos matutinos. Los orangutanes adictos al tabaco también eran bienvenidos e incluso los indigentes con barbas hirsutas podían conseguir un buen puesto. Las serpientes encantadas: ¡Bienvenidas, sean! Que el papá de Niño Mosca los recibía en un hostal muy bien acondicionado para todos ellos. Que fue así como Niño Mosca con apenas un año llegó en una pequeña caja de madera procedente de Johannesburgo, que lo adoptó como miembro de su familia por tener la mirada más tierna del mundo. A veces, sólo a veces le creía.

2 comments:

Eloy Pérez said...

I´m the number one

http://starmaan.blogspot.com/
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Anonymous said...

Niño Mosca, Es una continuacion del relato que llevaste un dia al taller?
Me gustò màs el otro. Aunque este es una mezcla de Tetris con Niño Mosca
Junkie Niño Mosca. Mundo-Marisol..
Besos nena

:)
Suerte hoy!
Coral...